En mi pago hay un árbol, que del olvido se llama. Donde van a consolarse, Vidalita, los moribundos del alma.
Para no pensar en vos, en el arbol del olvido me acosté una nochecita, Vidalita, y me quedé bien dormida.
Y al despertar de aquel sueño, pensaba en vos otra vez. Pues me olvidé de olvidarte, Vidalita, en cuantito me acosté.
Duerme, niña.
Duerme y sueña, sín dolor ...
Basta de lucha.
Duerme, criatura hermosa.
Duerme pedacito
de mi corazón.
martes, 5 de enero de 2010
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